jueves, 16 de septiembre de 2010

áéíóú

- ¿Cabezón, sabés qué? – seguía Verónica – Constitución cambió. Ahí jamás andaría. Sería estúpido. ¿Quién podría?

- Tenés razón – contestó Matías

Verónica Sánchez, profesión antropóloga, tomó anís distraída.

- ¿Estás débil? – buscó sinónimos, encontró – ¿frágil, alicaído?

- Sí, quizá esté más lánguido. Cíclicamente fláccido

- ¿¡Cómo!?

- Sí – respondió holgazán

- Contá…– inquirió sonrojándose – ¿qué ocasión notás más…. tétrica?

Matías pensó qué habría después, qué opinión provocaría, qué reputación tendría. Conversación impía según tradición evangélica, analizó. Sabíase réprobo, sacrílego. Ridícula reflexión. Corrían épocas más dinámicas. Rápido, cambió tópico.

- Viajé. Recién volví

- ¿Sí? ¿Dónde?

- Paraná. Dieciséis días. Resultó típica travesía vía ómnibus: dormí incómodo, chófer despótico, café frío…. Terrorífico

- ¿Incluía estadía? Pensión, mesón…

- Sí, hostería. “Río Épico” llamábase. Construcción rústica, edificación prehistórica parecía. Poseían cafetería más antihigiénica aún. Llegué, desempaqué, almorcé. – relató Matías – Glotonería omnívora sentía. Pedí salmón. Equivocación estúpida. Cocción heterogénea, insípido... parecía hígado. Comí crédulo aún. Resultó indigestión característicamente ictícola. Armé pantagruélico escándalo. Tardíamente recapacité. Pedí públicamente perdón, disculpándome después muchísimo más íntimamente. Sentí increíble desazón viéndolos cómo desoían. Desistí. Algún maître engreído sonreía detrás mío. Fisgón

- ¿Qué más? – inquirió Verónica

Matías rememoró fácilmente:

- Tenían velódromo también. Magnífica instalación. Había discípulos acróbatas instruyéndose allí.

- Mirá… – exhaló Verónica. “Conversación soporífera”, pensó. Provocávale ahíto. - Narración titánica. Suprímela, podrás?

- ¿Cuál? ¿Ésta?

- Sí, ilógica extensión. Resultó kilométrica crónica.

- Tenía más anécdotas: fantásticas, espléndidas, magníficas. Además, querés oír…?

- Pará! Sanseacabó! – irguióse instantáneamente. Huyó neurótica.

- Qué traspié! – lamentó Matías – Jamás tendré cópula…




A Malvina, crítica ortográfica trasatlántica, con mucho cariño.


( Ves que pongo acentos!? Qué lo parió…! )

11 objeciones:

Lic. Odiola Rutheena (pronúnciese "Rutina") dijo...[Reply to comment]
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...[Reply to comment]

No me esperaba menos de vos... impecable.

Balconito dijo...[Reply to comment]

No censuro notas por analíticas. Eso estaría mal y no corresponde, violaría derechos ajenos. Lo que sí hago - sin afectar a terceros - es pasármelas por ciertos lugares, por ser improcedentes.

Lic. Odiola Rutheena (pronúnciese "Rutina") dijo...[Reply to comment]
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Balconito dijo...[Reply to comment]

No dije que esta nota me la pasaba. Es una nota ni fu ni fa.
La interpretación libre es alentada. No así la necedad, el egocentrismo, ni la hostilidad ociosa o por deporte.
Seguí participando...

Lic. Odiola Rutheena (pronúnciese "Rutina") dijo...[Reply to comment]
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...[Reply to comment]

He leído esta novela de una antropóloga y el chico Matías. Me asombra lo que dice Matías porque me parece que este muchacho no copulará nunca con nadie!!!mmmmmmmmmm...Qué terrible!!, no???...si sigue con esa actitud cobardona...qué se juegue Matías, que sea HOMBRE, que MADURE y se la juegue!!!porque cobardes hay un montón en esta Argentina tan bastardeada...es más me parece que son la mayoría de los hombres argentinos, que no quieren jugársela y comprometerse!!!
Saludos Atte...Lucy

@darioraj dijo...[Reply to comment]

Muy bueno Don Balconito!
Dirá que pone "tildes" tal vez... acentos llevan todas las palabras! ;)
Saludos!

Viejex dijo...[Reply to comment]

Felicítolo!

(Valió la pena el chivo en SMAEP)

La hija de la Lagrima dijo...[Reply to comment]

Una de las cosas q más me gustaron fueron las palabras usadas. Un léxico muy poco usado.
Buenisimo!

Lic. Odiola Rutheena (pronúnciese "Rutina") dijo...[Reply to comment]

Mucho ruido y pocas nueces diría un primo mío llamado Willy Jaques Pierre.
Entendible la actitud de la fémina...
Igual, hay cosas peores. Esa será una anécdota más en su haber, probablemente.

Lic. O. R.