viernes, 28 de mayo de 2010

Odio y bronca

Esas dos cosas me producen todos ustedes, los bloggers, que tienen disciplina y constancia para escribir.
Casi tres años han pasado desde que la Internet toda se ha regocijado con mi último escrito.
Sucede que uno es genial, (y cuando digo "uno" quiero decir YO) y a uno se le ocurren un millón de ideas por día, todas fascinantes y estúpidas, totalmente ociosas, que no revisten aplicación práctica alguna de utilidad para la humanidad, en fin… ideales para este espacio y no, no hay caso.
Ojo, esto no es un sinceramiento ni un pedido de disculpas (¿a quien?), esto no es nada, por lo tanto que hacés leyendo nada… la respuesta cae de madura: nada.
Y teniendo en claro la vacuidad precedente, cabe destacar que uno es brillante, posee una facilidad abrumadora para la prosa, un tipo despierto, inteligente, locuaz y, por sobre todas las cosas, modesto. Entonces por qué, me pregunto, no tengo la habitualidad en la escritura de este engendro.
Las respuestas posibles son varias y la verdad está, como alguien dijo, en el ojo del espectador. Dado que acá no hay espectador o si quien lea esto se considera como tal, que me perdone pero no le voy a manosear el ojo a ver por donde tiene la verdad el muy cretino.
Creo que si yo tuviera la disciplina para escribir seguido, tendería de manera vertiginosa a la perfección y esto levantaría algunas cejas. Con seguridad las de mis enemigos y más fervientes detractores, en gesto despectivo, en un vano intento de justificar sus propias miserias e imposibilidades.
Así que ya lo tienen, no escribo seguido porque si lo hiciera estaría a un palmo de la perfección.
Es oportuna y adecuada en esta altura del texto la inclusión de la frase “chupate esa mandarina”
Escribiré mas seguido? no se.
Escribiré menos seguido? es muy probable.
Usaré sin pedir permiso textos e ideas de algunos conocidos con blog para ver sobre qué escribo? casi con seguridad.
El que avisa no es traidor… pero sí boludo.